Hablar. Habla el mayor, habla el medio, y también habla el pequeño. Si no escucháramos no o haríamos y, menos aún, no sabríamos hacer uso del lenguaje articulado que nos caracteriza como humanos. El acceso al buen habla se estimula con la buena escucha y, claro, con un montón de oportunidades para decir, para argumentar, para describir, para definir, para expresar, para explicar, para relacionarse. De boca a oreja, ¡si hemos recibido cosas! ¡Y si hemos enviado!