La biblioteca de escuela o de aula es el verdadero corazón del libro y la lectura. Todo un sistema de arterias y un grupo de glóbulos rojos se encargan de vehicular sus efectos. Este espacio puede hacer posible que todo el mundo vea leer, sepa leer y pueda leer. Bienaventurados aquellos centros escolares que cuentan con un maestro que, a modo de glóbulo rojo jefe, acepta asumir la responsabilidad y, al mismo tiempo, el privilegio de conseguir hacer leer a cuerpo de rey en la comunidad educativa.
Lectura, literatura y educación sensorial
Reconocer, identificar e imaginar son las principales acciones que llevamos a cabo cuando ejercemos de lectores, y lo hacemos con la inestimable ayuda de las orejas y ojos, dos pares de órganos que forman parte de nuestra educación sensorial. Pero todo este proceso de decodificación lectora quizás no se desvelaría si no contáramos con la intervención de los demás sentidos. Invitarlos a la fiesta de la lectura hará más posible que leer se haga a cuerpo de rey. Escuchar, contar y mirar, pero también tocar, palpar, abrir, cerrar, oler. Y esto, tanto si el soporte es humano (el narrador, el lector, el presentador de libros, de textos, de imágenes), como si es matérico (libro, pizarra, pantalla, etc.). Sin embargo, ninguno de estos actos podrían preparar el camino que llevará a leer a plena satisfacción, si no se producen periódica y repetidamente de la mano de adultos que crean en la importancia de la impregnación literaria desde los primeros años de un niño. Uno de los mejores caminos para ello es con la literatura, que es el arte que se sirve de la palabra hablada o escrita, o representada visualmente como medio de expresión. Nadie como ella educa la sensibilidad literaria de los receptores y les ayuda a percibir y disfrutar, estética y éticamente. La impregnación y la práctica literarias (escuchar, leer, mirar, tocar, etc.) ofrece claves que abren caminos a la interpretación de lo que, desde el principio, sólo existía en la cabeza de su creador.
El legado de la literatura de tradición oral
Una de las primeras vivencias literarias que tenemos la mayor parte de las personas es haber crecido escuchando (para después repetir y, si es necesario, reinventar) el repertorio procedente de la literatura de tradición oral (cantarillas, juegos de regazo, fábulas, canciones, dichos, relatos de aventuras personales, familiares, comunitarias, etc.). Y esto tanto en casa como en la escuela. En el campo de la educación formal, son los maestros quienes deben poseer este legado y saber, querer y poder darlo a conocer a niños y niñas desde las primeras edades. Sonidos, juegos fonéticos, ritmos, estructuras lingüísticas, cantinelas propias de una lengua, deben hacerse llegar a los más jóvenes, a los que no saben lo suficiente o nada. Conocer a fondo estos repertorios beneficia a los oídos, ojos y corazones de los niños y niñas, de los chicos y chicas escolarizados. Haber crecido rodeado de gente que ama la lengua contagia pasión por hablarla bien, por leerla a menudo, por usarla siempre. ¿No son estas las características que hacen iniciarse en la literatura de todos los tiempos? De la de tradición oral a la contemporánea, de la escrita a la oral. Los adultos, los maestros sensibles hacia el arte de la palabra cuentan (o deberían contar) con recursos para hacer que sus alumnos vean, sepan y quieran iniciarse en este campo.
La biblioteca
Y en la escuela, el espacio idóneo para irradiar esta tan necesaria impregnación literaria es, sin duda, la biblioteca. La biblioteca, ya sea de aula o de toda la escuela, es el corazón de la lectura que debe hacer posible que el alumnado lea a plena satisfacción. Las arterias serían los caminos que unen las aulas en la biblioteca y viceversa. Los glóbulos rojos serían los maestros y todos aquellos alumnos capaces de oxigenar y alimentar las ganas de leer de todos. En la biblioteca (de aula, de escuela) se escucharán cuentos, se recitará poesía, se leerán libros o fragmentos de libros de forma sonora o sorda (según convenga estar en silencio con uno mismo o montar una lectura pública), se mostrarán libros-álbum o cómics, se presentarán obras de teatro, se incentivarán debates, se cambiarán libros, se examinará su tipografía, maqueta, los materiales de los que están hechos, se darán y recibirán consejos de lectura llegados de todas partes a través de los medios más variados, etc. Pero es necesario insistir en la periodicidad de estas acciones, ya que concederles un tiempo dentro del horario permite que se integren en la vida de la escuela que ayuda a cultivar la lectura, a leer a cuerpo de rey.
El mediador literario
Los individuos que hemos llamado glóbulos rojos vendrían a ser los mediadores, una función que, como sabemos, puede ser ejercida tanto por adultos como por jóvenes o niños, o por sus familias. Pero para que en la escuela se llegue a leer a cuerpo de rey, necesitamos un glóbulo rojo jefe, una persona mayor, un maestro, o una maestra, capaz de contagiar a toda la escuela la afición por la lectura, los libros, la literatura. El retrato robot de este individuo, del glóbulo rojo mayor ejerciendo la mediación, es el de una persona competente en materia de lengua y literaria, y con capacidad para encomendar su pasión. Una persona (o un equipo de personas) inquietas e interesadas por saber qué se cuece en el mundo de la literatura, en el mundo de la lectura. Es así como podrá (podrán) ejercer una de las funciones de mayor responsabilidad, pero también privilegiada de manera más interesante, por aquel o aquellos que se ocupan de la biblioteca y de hacerla viva en la escuela. Esta función se trata de la selección de libros, documentos y acciones literarias que debe acoger la biblioteca, y que irradia sus beneficios a todo el mundo. Nunca como ahora había habido tantos medios para asesorar las lecturas que deben alimentar e incentivar el apetito lector del alumnado, entre los que hay que contar los consejos que llenan redes y blogs. Cada mediador, cada glóbulo rojo o grupo de glóbulos rojos tiene sus propios gustos a la hora de elegir las lecturas. Pero una cosa, y tan sólo una, debería tenerse en cuenta: que los materiales (libros y toda clase de documentos), el acceso a su lectura, y las acciones literarias que necesariamente debemos llevar a cabo en la biblioteca satisfagan los intereses de profesionales y adultos.
[i] Ver NUSSBAUM, Martha C. Sin ánimo de lucro Barcelona: Arcadia, 2011 ISBN 978-84-937025-9-5
[ii] Ver PENNAC, Daniel Com una novel·la Barcelona: Empúries, 1992 ISBN 84-7596-381-1

Roser Ros
Roser Ros y Vilanova. Narradora, escritora, poeta, doctora en Pedagogía (UB) con la tesis “Los cuentos de animales: el caso del ciclo del zorro y el lobo” (Premio Flos y Calca