Irma Borges

Roser Ros y Rubén Martínez

La narración oral es una acción hecha de verbo, cuerpo y sonido cuyo principal objetivo es alcanzar a comunicarse con el/los oyentes de forma artística; su caràcter performancial la hace dificilmente repetible, pues depende del tiempo, el espacio, el estado del público y el del narrador, entre otras cosas.

A pesar de todo, la narración oral se sustenta sobre algunos pilares que garantizan la presencia de elementos que caracterizan este acto artístico y lo diferencian de otros lenguajes expresivos.

La palabra, el sonido, el cuerpo (elementos ya enunciados) y el deseo de transmitir un argumento, cuyo mensaje impacta cuanto más personal es la forma de hacerlo.

En el panorama actual hay narradores que practican su lenguaje artístico usando distintas formas de expresión.

A continuación, la entrevista que hemos mantenido con la narradora, titiritera, dramaturga Irma Borges, originaria de Venezuela y que actualmente vive en Cataluña.

¿Cómo te hiciste narradora oral? ¿Cómo te hiciste dramaturga/titiritera?

Cuando inicié mis estudios de artes en la Universidad Central de Venezuela, quise tener un recurso práctico, hice audiciones para el Teatro Universitario para niños El Chichón. Un grupo con mucha trayectoria, que técnicamente era amateur, pero la realidad es que hacíamos horario de profesionales, cada día. Nos daban formación en todas las áreas de las artes escénicas, incluso, la narración oral. Mi formadora fue Dunia de Barnola, una mujer maravillosa que nos sedujo y nos hizo descubrir el narrador que llevábamos con nosotros.

¿Cuáles son tus referentes en ambas artes?

Son muchos los referentes, pero si tengo que hablar de personas de carne y hueso, gente cercana que puedo llamar por teléfono o tomarme un café podría nombrar en la narración mis amigos: Rubén Martínez, Alekos y Numancia Rojas. En la dramaturgia mi amiga María Inés Falconi, escritora argentina que, sin duda siempre me motiva con su trabajo. En la narrativa, Jordi Sierra i Fabra, infatigable creador. Y en los títeres, mi amiga Sonia González quien me enseñó a animar las cosas inanimadas. Si nos vamos a escritores o ilustradores que admiro desde el amor más platónico: Maurice Sendak, Christine Nöstlinger, Michael Ende, Roald Dalh, Anthony Browne…

¿Qué relación encuentras entre el teatro, los títeres y  la narración oral? ¿Qué aportan la una a la otra, y viceversa?

Todas son artes escénicas, y en este gran marco, hay como una caja de herramientas de la que puedes ir sacando lo que necesitas para expresarte.

La narración es un arte sincero desde donde hablas desde lo que eres, pero a veces pasan personajes por esa narración, y allí usas técnicas teatrales.

Los títeres también pueden enriquecer una narración suprimiendo la palabra por imágenes más potentes. El teatro puede nutrirse de las técnicas de la narración y de los títeres. Incluso las técnicas de la dramaturgia me han servido en la organización de espectáculos de circo, títeres y objetos; dando un sentido narrativo al movimiento y los materiales una vez puestos en escena.

¿Qué buscas al «unir» ambas artes? ¿Buscas algo..?

No busco. Encuentro. Según el proyecto en el que trabajo y lo que quiero decir, saco las herramientas de esa gran caja y voy construyendo en mensaje.

¿Cómo definirías el tipo de oyente que acude a tus performances?

Trabajo desde hace muchos años para niños. Es mi espectador principal. Aunque he hecho espectáculos para adultos y para público general, muchas ideas, las que me vienen desde dentro están centradas en los niños y sus intereses. Y si me toca definirlo diría que: es un público curioso, inquieto, sincero, difícil y sobretodo, vivo.

¿Tienes algún proyecto en la actualidad?

Trabajo en muchos proyectos: con Pallapupas Pallassos d’Hospital en el programa de teatro social y salud mental. Con Teatro Dejavu tenemos en repertorio: Darwin, el origen de la vida, un espectáculo de títeres para niños, también soy directora y titiritera en Chez la poupée  un cabaret para adultos. Combino mi trabajo artístico con la formación, uno de los talleres  que me hace sentir muy a gusto es Sabores de América que realizo en Casa América Catalunya. En él combino mi trabajo de titiritera, de narradora y también de comunicadora de mi cultura.

Sabores de América ha sido una idea de Cristina Osorno, amiga y animadora; un taller para escuelas que me ha permitido expresar desde la palabra, el gesto, la imagen y el sabor los vínculos vivos que mantengo con Latinoamérica y compartirlo con niños y niñas que, en muchos casos, también tienen sus orígenes en el otro lado del gran charco.

¿Qué te queda por estudiar en este camino de «fusión»?

Tengo un terreno pendiente por cultivar que es la narrativa. Escribo algunos de los cuentos que narro, lo cual es una experiencia preciosa porque recibes de primera mano las impresiones del público, y es en este campo en el que me gustaría seguir cultivando palabras.

Roser Ros y Vilanova. Narradora, escritora, poeta, doctora en Pedagogía (UB) con la tesis “Los cuentos de animales: el caso del ciclo del zorro y el lobo” (Premio Flos y Calca

Cuentacuentos desde 1984, fue pionero en la fundación del movimiento de narración oral en Venezuela, del movimiento de narradores orales en Chile (1993-1994) y del movimiento de